Víctor Hugo Huerta ¿me olvidaste?
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La Historia nos hermana, decimos,
La Memoria nos une, decimos
pero la memoria olvida a menudo
que hay tantas memorias
y se hace carne entre nosotros
y en nuestros hijos
y en nuestros nietos
que no tienen nada para recordar
September 11, 2013 — Published by THEME
Real life, politics and foreign affairs should matter to every photographer, even if you’re into macro and landscape. Understanding and capturing the human mind is the basis of every good photography. That’s why THEME brings you a topic like this, of the day exactly 40 years ago, on September 11, 1973, when a military coup led by General Augusto Pinochet toppled the democratic socialist government of Chile. President Salvador Allende was killed during the attack to seize La Moneda presidential palace. In the aftermath of the coup, a quarter of a million people were detained for their political beliefs, 3,000 were killed or disappeared and many thousands were tortured.
Some years later, in 1981, while Pinochet ruled Chile with iron fist, a young photographer calledJuan Carlos Cáceres started to freelance in the streets of Santiago and the poblaciones or poor outskirts, showing the growing resistance against the dictatorship.
Chile — Imagenes de la Resistencia | Juan Carlos Cáceres / Archivolatino
For the next 10 years, Cáceres photographed every single protest and social movement fighting for the restoration of democracy. He knew that his camera was his only weapon. He knew that his fate was to record the daily violence and leave his images for history.
Chile — Imagenes de la Resistencia | Juan Carlos Cáceres / Archivolatino
Today, Cáceres is working to rescue and organize his collection of images in the project Imagenes de la Resistencia. With support of some Chilean official institutions, thousands of negatives are digitalized and organized to set up the more complete visual heritage of this violent period of Chile´s history.
Chile — Imagenes de la Resistencia | Juan Carlos Cáceres / Archivolatino
In a time when technology was not very friendly and communications were kind of basic, Juan Carlos Cáceres and other photojournalists were always at the right place in the right moment defying the threats of the police. Their work is now a visual heritage that documents and remind us on the fight of Chilean people for democracy.
Chile — Imagenes de la Resistencia | Juan Carlos Cáceres / Archivolatino
Chile — Imagenes de la Resistencia | Juan Carlos Cáceres / Archivolatino
Chile — Imagenes de la Resistencia | Juan Carlos Cáceres / Archivolatino
Chile — Imagenes de la Resistencia | Juan Carlos Cáceres / Archivolatino
Chile — Imagenes de la Resistencia | Juan Carlos Cáceres / Archivolatino
Mediante una guía online, se disponen de una “potente” herramienta de consulta de fácil acceso para conocer y estudiar las operaciones militares en la región en la decada del ’70 contra disidentes políticos a quienes se secuestró y asesinó en centros de tortura.
Por INFOnews
El Instituto de Políticas Públicas en Derechos Humanos del Mercosur (IPPDH), lanzó la primera guía de archivos y fondos Documentales sobre las violaciones en el Cono Sur, en particular los realizados en el marco de la llamada Operación Cóndor.
La guía se convierte así en una potente herramienta que permite acceder a documentos útiles para la investigación -judicial y administrativa-, estudio e interpretación de las violaciones de los derechos humanos en Latinoamerica.
¿Cómo funciona la Guía?
Se prevén dos modos de acceso.Por un lado, ingresando al apartado Búsqueda de archivos y fondos documentales, se pueden realizar búsquedas a partir de filtros por país, por institución depositaria, y por fondo documental.
Desde esta misma sección, también se puede ingresar directamente a la normativa que regula el acceso a los distintos fondos
Por otro lado, entrando directamente a la Guía, se puede ingresar a la base de datos, donde el menú ofrece la posibilidad de acceder a las descripciones a través de listados de “Fondos documentales” o de “Instituciones depositarias/custodiadoras”, a la vez que posibilita realizar búsquedas avanzadas y entrecruzamientos de los distintos campos previstos.
El Instituto de Políticas Públicas en Derechos Humanos del Mercosur (IPPDH) es un organismo regional creado por el Consejo del Mercado Común del MERCOSUR en 2009, con sede permanente en la Ciudad de Buenos Aires, Argentina.
Tiene como funciones principales la cooperación técnica, la investigación, la capacitación y el apoyo a la coordinación de políticas regionales en derechos humanos. A su vez, trabaja en el diseño, implementación, evaluación y consolidación de las políticas públicas de derechos humanos como eje fundamental de la identidad, el desarrollo y la integración de los países plenos y asociados del Mercosur.
Vos sos cuático from Cinechile.cl on Vimeo.
Dirigido por Mario Bravo Gallardo, Chile-Argentina, 2010.
Vos sos cuático más que un juego de palabras hace expreso un encuentro sociocultural, una mirada hacia las circunstancias que marcaron el arribo de los inmigrantes chilenos del pasado y del presente, a la ciudad de Buenos Aires. Invita a una exploración de la chilenidad en Argentina y de la argentinidad en lo chileno, pero, por sobre todo, plantea una reflexión sobre las posibilidades del desarrollo de las potencialidades artísticas/culturales de los ciudadanos de este Chile que celebra su bicentenario.
Ficha técnica: http://www.cinechile.cl/pelicula-1748
Película online, a través de Cinechile, gracias a la autorización de su director.
Maurice Halbwachs es un sociólogo durkheimiano cuya prometedora carrera quedó segada a manos de los nazis que lo deportaron y asesinaron. En su libro La memoria colectiva (traducción de Inés SanchoArroyo. — Zaragoza : Prensas Universitarias de Zaragoza 2004; original La mémoire colective, 2d. ed. 1968; obra póstuma, publicada en 1950) describe la memoria colectiva como aquel conjunto de recuerdos compartidos por un mismo grupo de personas que forman una «comunidad afectiva», en el sentido de que vivieron una misma experiencia en un espacio y tiempo dados; y sostiene que esos recuerdos, en interacción con objetos de ese espacio-tiempo (monumentos, edificios, paisajes, muebles, etc.) o de naturaleza análoga a los mismos, se gatillan en cada individuo del grupo, no necesariamente idénticos, y van construyendo o reconstruyendo [hoy diríamos intersubjetivamente] aquella experiencia común recordada la que llega a constituir un «hecho social» y por lo tanto objetivo y medible.
En efecto, Halbwachs asegura que esta memoria es función del grupo, pues su duración «se limita (…) a la duración del grupo» (La memoria… p. 30). Es de naturaleza grupal: «…grupo, en cuya memoria…» (La memoria… p. 34) y por tanto «mayor» que la de cada uno de los individuos: «…una memoria colectiva mayor, que incluiría a la vez la mía y la suya» (p. 35). Lo es, entonces «del partido, del cenáculo liteario, de la asamblea religiosa…» (p. 35) o del grupo que sea.
En Los marcos sociales de la memoria (1925) «demuestra que es imposible concebir el problema del recuerdo y de la localización de recuerdos si no se toman como puntos de aplicación los marcos sociales reales que sirven de puntos de referencia para esta reconstrucción que denominamos memoria» (Jean Duvignaud, Prefacio, La memoria colectiva, p. 8). Es decir, requiere de soportes físicos, materiales, objetivos: «No hay memoria colectiva que no se desarrolle dentro de un marco espacial», dice Halbwachs (La memoria colectiva, p. 144). «…nuestro entorno material lleva a la vez nuestra marca y la de los demás. Nuestra casa, nuestros muebles y la forma en que están distribuidos, todo el orden de las habitaciones en que vivimos nos recuerdan a nuestra familia y a los amigos a los que solemos ver en ese entorno» (La memoria… p. 132).
Ese marco espacial tiene un efecto aglutinador del grupo con efectos a distancia, tanto en lo temporal como en lo espacial: «…cuando los miembros de un grupo están dispersos y no encuentran nada en su nuevo entorno material, que les recuerde la casa y las habitaciones que han dejado [lo que implica que también se puede dar el caso de que el marco espacial opere por efecto de asociación mental ante objetos análogos a los que originaron o contextualizaron la situación recordada], si permanec unidos a través del espacio, es porque piensan en esa casa y en esas habitaciones.» (La memoria… p. 133). Este efecto a distancia opera mediante las imágenes mentales: «Así se explica que las imágenes espaciales desempeñasen ese papel en la memoria colectiva (…) El lugar ha recibido una huella del grupo, y a la inversa [o sea, el grupo ha recibido una huella del lugar: la imagen]» (La memoria… p. 133), «Las costumbres locales se resisten a las fuerzas que tienden a transformarlas y esta resistencia permite percibir mejor hasta qué punto en estos grupos la memoria colectiva se apoya en imágenes espaciales.» (La memoria… p. 136).
Y plantea que no sólo hay espacios físicos que interactúan/recrean/conservan/estimulan/hacen-parte-de esta memoria colectiva, sino que además se puede hablar de «espacios económicos», «espacios religiosos», «espacios jurídicos». Así «las relaciones legales se basan en el hecho de que los individuos tienen derechos y la capacidad de contraer obligaciones independientes de la locación física (…); los grupos económicos se basan en posiciones de producción, no de espacio (…) Esto es todavía más verdadero para grupos religiosos [que] establecen lazos invisibles entre sus miembros…» (La memoria… p. 139-140, aunque he preferido la traducción de Javier C. Bravo Magaña en Estudios sobre las culturas contemporáneas, año/vol III, Nº009, Universidad de Colima, México, p. 19). No obstante, Halbwachs precisa que en todos estos casos hay igualmente un vínculo material, una imagen espacial de un cierto lugar, ejemplo: «Las actividades financieras y bancarias se sitúan dentro del marco espacial a donde debemos ir a firmar los documentos y depositar o retirar fondos…» (La memoria… p. 142, traducción de Bravo Magaña, p. 22).
Ahora podemos preguntarnos: ¿Es la memoria colectiva un hecho social?
Para Durkheim los hechos sociales (considerados como «cosas») «consisten en maneras de obrar, de pensar y de sentir, exteriores al individuo, y que están dotadas de un poder coactivo, por el cual se le imponen.»(Durkheim, Las reglas del método sociológico, traducción de Antonio Castellanos, impreso en Colombia, s.f., p. 24). Por ejemplo, «al nacer el creyente ha encontrado completamente formadas sus creencias y prácticas (…) el sistema de signos de que me sirvo para expresar mi pensamiento, el sistema de monedas que uso para pagar mis deudas (…) las prácticas seguidas en mi profesión, etc., funcionan con independencia del empleo que hago de ellos (…) He aquí, pues, maneras de obrar, de pensar y de sentir que presentan la importante propiedad de existir con independencia de las conciencias individuales (…) Y estos tipos de condiucta o de pensar no sólo son exteriores al individuo, sino que están dotados de una fuerza imperativa y coercitiva, por la cual se le imponen, quieran o no.» (Durkheim, Las reglas del método sociológico, p. 23). En suma, se trata de «reglas jurídicas, morales, dogmas religiosos, sistemas financieros. etc.» (p. 25).
Además, son también hechos sociales a los que se ha llamado corrientes sociales. «Por ejemplo: en una asamblea, los grandes movimientos de entusiasmo, de indignación, de piedad, que se producen, no se originan en ninguna conciencia particular. Vienen a cada uno de nosotros del exterior, y son capaces de arrastrarnos aun contra nuestro deseo…» (p. 25). «Y de esta manera, individuos generalmente inofensivos, reunidos en manada, pueden dejarse arrastrar por actos de verdadera atrocidad. Ahora bien, cuanto hemos dicho de estas explosiones pasajeras, se aplica igualmente a estos movimientos de opinión , más duraderos, que se producen sin cesar a nuestrto alrededor, ya en el conjunto de la sociedad, ya en círculos más limitados, sobre materias religiosas, políticas, literarias, artísticas, etc. » (p. 26).
Pero precisa: «No es su generalidad lo que puede servirnos para caracterizar los fenómenos sociales. Un pensamiento que se encuentre en todas las conciencias particulares, un movimiento que repitan todos los individuos, no son, por estos, hechos sociales. Si para definirlos se contenta el sociólogo con este carácter, es que, equivocadamente, los confunde con lo que podríamos llamar sus encarnaciones individuales. Lo que los constituye son las creencias, las tendencias, las prácticas del grupo tomado colectivamente.» (p. 27).
Los hechos sociales se materializan: «El hábito colectivo (…) por un privilegio sin par en el reino biológico, se expresa una vez para siempre en una fórmula que se repite de boca a boca, se transmite por la educación y hasta se fija por escrito. Tal es el origen de las reglas jurídicas, morales, de los aforismos y dichos populares, de los artículos de fe, en donde las sectas religiosas y políticas condensan sus creencias, de los códigos de lo bello que erigen las escuelas literarias, etc.» (p. 27).
Durkheim concluye: «Hecho social es toda manera de hacer, fijada o no, susceptible de ejercer sobre el individuo una coacción exterior», o bien: «Que es general en el conjunto de una sociedad, conservando una existencia propia, independientemente de sus manifestaciones individuales». (p. 32).
Esto implica tratar los hechos sociales como «datos»; es decir: «No es esta o aquella concepción de la idea moral; es el conjunto de las reglas que determinan de una manera efectiva la conducta. No es la idea de lo útil o de la riqueza; es todo el detalle de la organización económica.2 (p. 44). Además, implica, «considerar los fenómenos sociales en sí mismos, desligados de los sujetos conscientes que se los representan: es preciso estudiarlos objetivamente como cosas exteriores…» (p. 44).
El sociólogo mexicano Gilberto Giménez (Profesor-Investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM) en su trabajo «Cultura, identidad y memoria. Materiales para una sociología de los procesos culturales en las franjas fronterizas», Frontera Norte, Vol. 21, Núm. 41, enero-junio, 2009, pp. 7-32, El Colegio de la Frontera Norte, A.C.,Tijuana, México)
En «Espacio social y poder simbólico» (Cosas dichas, Gedisa, Buenos Aires 2007, original en francés de 1987, pp. 127-142)http://www.pueg.unam.mx/formacion/images/Documentos/Modulo1/6Espacio_Bourdieu.PDF Pierre Bourdieu describe su postura como estructuralismo constructivista del siguiente modo: «Por estructuralismo o estructuralista, quiero decir que existen en el mundo social mismo, y no solamente en los sistemas simbólicos, lenguaje, mito, etc., estructuras objetivas, independientes de la conciencia y de la voluntad de los agentes, que son capaces de orientar o de coaacionar sus prácticas o sus representaciones. Por constructivismo, quiero decir que hay una génesis social de una parte de los exquemas de percepción, de pensamiento y de acción que son constitutivos de lo que llamo habitus, y por otra parte estructuras, y en particular de lo que llamo campos y grupos, especialmente de lo que se llama generalmente clases sociales.» (Cosas dichas, 127). Concluye que el hecho social, o la realidad social durkheimiana «es un conjunto de relaciones invisibles» (p. 129) que constituyen un «campo de poder» con «posiciones relativas y …relaciones objetivas entre esas posiciones» de los agentes. grupos o instituciones. Este campo de poder determina de manera dialéctica («coacciones estricturales») las representaciones subjetivas de los agentes que se traducen en «las luchas cotidianas, individuales o colectivas, que tienden a transformar o conservar esas estrcuturas» (129).
Pero es Gilberto Giménez quien, en su artículo ya citado, precisa:
«Al igual que la identidad, la memoria puede ser individual o colectiva según que sus portadores o soportes subjetivos sean el individuo o una colectividad social. Pero se debe tener en cuenta que, del mismo modo que la identidad colectiva, el estatuto ontológico de la memoria colectiva es profundamente diferente del de la memoria individual. Esta última tiene por soporte psicológico una facultad. La memoria colectiva, en cambio, no puede designar una facultad, sino una representación: es el conjunto de las representaciones producidas por los miembros de un grupo a propósito de una memoria supuestamente compartida por todos los miembros de este grupo.
La memoria colectiva es ciertamente la memoria de un grupo, pero bajo la condición de añadir que es una memoria articulada entre los miembros del grupo.
«Es posible distinguir diferentes tipos de memoria colectiva; por ejemplo, la memoria genealógica o familiar, la memoria de los orígenes –que se cuenta entre los vínculos primordiales que constituyen la etnicidad–, la memoria generacional, la memoria regional, la memoria épica nacional, etcétera.
«Como lo señalara Maurice Halbwachs en su obra clásica Les cadres sociaux de la mémoire,la memoria colectiva requiere de marcos sociales, uno de cuyos elementos es la territorialidad. En efecto, analógicamente hablando, la inscripción territorial es para la memoria colectiva lo que es el cerebro para la memoria individual.» (p. 21). Y más adelante agrega:
«Es tan imperiosa esta necesidad de organización espacial de la memoria colectiva, que en situaciones de migración, de expatriación o de exilio, los grupos humanos inventan espacios imaginarios totalmente simbólicos para anclar allí sus recuerdos. En el caso de la migración, por ejemplo, se puede observar la tendencia a construir en el lugar de destino redes de paisanos organizadas en forma de vecindades étnicas que de algún modo evocan las localidades de origen y frecuentemente constituyen simulacros de la misma.
«Ésta es la lógica que explica la formación de los barrios hispanos, de los China Town en el corazón de las metrópolis estadounidenses; y por lo que toca a la frontera norte en particular, las “colonias de hispanos” inmigrados que habitan la franja americana de la misma (Silva y Campbell, 1998).
«Hay, por supuesto, una relación entre ambos tipos de memoria. La individual es irreducible a la colectiva, pero se recorta siempre sobre el fondo de una cultura colectiva de naturaleza mítica o ideológica, uno de cuyos componentes es precisamente la memoria colectiva. O expresado en términos más generales: todo individuo percibe, piensa, se expresa y ve el mundo en los términos que le proporciona su cultura.»
Recordemos: los hechos sociales se materializan: «El hábito colectivo (…) por un privilegio sin par en el reino biológico, se expresa una vez para siempre en una fórmula que se repite de boca a boca, se transmite por la educación y hasta se fija por escrito. Tal es el origen de las reglas jurídicas, morales, de los aforismos y dichos populares, de los artículos de fe, en donde las sectas religiosas y políticas condensan sus creencias, de los códigos de lo bello que erigen las escuelas literarias, etc.» (Durkheim, Las reglas del método sociológico, p. 27).
Podemos agregar que, así, el «presente social de referencia» (Lorenzo Gomis, Teoría del periodismo), un hecho social por excelencia, se materializa, vía la agenda setting, en el contenido instalado en los medios de comunicación de masas (en los media) y en particular en los periodísticos.
En consecuencia, podemos sostener que la memoria colectiva (entre otras materias mediadoras) se cristaliza en el espacio-tiempo u objeto «contenido» de los media, en particular de los peridísticos. Podemos por lo tanto hablar del «espacio periodístico» (campo peridístico, diría Bourdieu) como una forma de materialización, en algunos casos, de la memoria colectiva. Un corpus de medios de prensa sobre un acontecimiento en particular, puede facilitarnos encontrar huellas, vestigios, «trozos», «indicadores» de la memoria colectiva, mediante el uso del análisis de contenido.-
ENTRADA DE JUAN JORGE FAUNDES M. A LAS 18:01
Los Heraldos Negros
Son pocos; pero son… Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.
Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.
Y el hombre… Pobre… pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como un charco de culpa, en la mirada.
Hay golpes en la vida, tan fuertes … Yo no sé!
– Cesar Vallejo–
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Mi amig@ Virtual
de Tito Carreño, el jueves, 28 de agosto de 2008
recibí tu msn,
te agregué en Facebook,
te mandé regalitos virtuales
(perritos, rosas, libros)
tomamos cervezas y
chocamos los vasos virtuales
y nos emborrachamos conectados,
somos más amigos que la cresta;
capaz que te cuente un secreto,
capaz que te pida ayuda
(virtual, por supuesto)
no recibo aún ni un e-mail tuyo,
pero ya somos amigos,
incluso inventé una carita para ti,
me puse un nick pomposo
somos amigos,
le instalé al celular
los ring tone que me dijiste,
tengo como fondo de escritorio
una foto que me enviaste,
tu número figura
como discado directo en mi móvil
somos amigos,
nunca se nos ocurriría
mandarnos un troyano
ni fotoshopearnos en mala
en el mp4
tengo música de Gervasio, Sabina
y Los Olimareños,
pero eso tú no lo sabes,
como tampoco algunas cosas
que no le contaría ni a mi confesor
(si lo tuviera)
somos amigos,
pero no sé, de verdad, quién eres…
Gabriel García Márquez
La verdadera muerte de un presidente (Salvador Allende
Regresar a Inicio Diario Mar de Ajó (el diarito)
A la hora de la batalla final, con el país a merced de las fuerzas desencadenadas de la subversión, Salvador Allende continuó aferrado a la legalidad.
La contradicción más dramática de su vida fue ser al mismo tiempo, enemigo congénito de la violencia y revolucionario apasionado, y él creía haberla resuelto con la hipótesis de que las condiciones de Chile permitían una evolución pacífica hacia el socialismo dentro de la legalidad burguesa.
La experiencia le enseñó demasiado tarde que no se puede cambiar un sistema desde el gobierno, sino desde el poder.
Esa comprobación tardía debió ser la fuerza que lo impulsó a resistir hasta la muerte en los escombros en llamas de una casa que ni siquiera era la suya, una mansión sombría que un arquitecto italiano construyó para fábrica de dinero y terminó convertida en el refugio de un Presidente sin poder.
Resistió durante seis horas con una metralleta que le había regalado Fidel Castro y que fue la primera arma de fuego que Salvador Allende disparó jamás.
El periodista Augusto Olivares que resistió a su lado hasta el final, fue herido varias veces y murió desangrándose en la asistencia pública.
Hacia las cuatro de la tarde el general de división Javier Palacios, logró llegar hasta el segundo piso, con su ayudante el capitán Gallardo y un grupo de oficiales. Allí entre las falsas poltronas Luis XV y los floreros de Dragones Chinos y los cuadros de Rugendas del salón rojo, Salvador Allende los estaba esperando. Llevaba en la cabeza un casco de minero y estaba en mangas de camisa, sin corbata y con la ropa sucia de sangre. Tenía la metralleta en la mano.
Allende conocía al general Palacios. Pocos días antes le había dicho a Augusto Olivares que aquel era un hombre peligroso, que mantenía contactos estrechos con la Embajada de los EE.UU. Tan pronto como lo Vió aparecer en la escalera, Allende le gritó: Traidor y lo hirió en la mano.
Allende murió en un intercambio de disparos con esa patrulla. Luego todos los oficiales en un rito de casta, dispararon sobre el cuerpo. Por último un oficial le destrozó la cara con la culata del fusil.
La foto existe: la hizo el fotógrafo Juan Enrique Lira, del periódico El Mercurio, el único a quien se permitió retratar el cadáver. Estaba tan desfigurado, que la Sra. Hortensia Allende, su esposa, le mostraron el cuerpo en el ataúd, pero no permitieron que le descubriera la cara.
Había cumplido 64 en el julio anterior y era un Leo perfecto: tenaz, decidido e imprevisible.
Lo que piensa Allende sólo lo sabe Allende, me había dicho uno de sus ministros. Amaba la vida, amaba las flores y los perros, y era de una galantería un poco a la antigua, con esquela perfumadas y encuentros furtivos.
Su virtud mayor fue la consecuencia, pero el destino le deparó la rara y trágica grandeza de morir defendiendo a bala el mamarracho anacrónico del derecho burgués, defendiendo una Corte Suprema de Justicia que lo había repudiado y había de legitimar a sus asesinos, defendiendo un Congreso miserable que lo había declarado ilegítimo pero que había de sucumbir complacido ante la voluntad de los usurpadores, defendiendo la voluntad de los partidos de la oposición que habían vendido su alma al fascismo, defendiendo toda la parafernalia apolillada de un sistema de mierda que el se había propuesto aniquilar sin disparar un tiro.
El drama ocurrió en Chile, para mal de los chilenos, pero ha de pasar a la historia como algo que nos sucedió sin remedio a todos los hombres de este tiempo, que se quedó en nuestras vidas para siempre.
Gabriel Garcia Marquez : «El golpe y los gringos» –