

» Miguel y el MIR han sido parte de una memoria “paria y molesta” en la
transición chilena.»
Ignacio Vidaurrázaga
“MIGUEL SERÁ TRASLADADO A UNA TUMBA COLECTIVA”
“A 38
años de la muerte en combate del Secretario General del Movimiento de
Izquierda Revolucionaria, MIR”
El próximo 6 de octubre a las once de la mañana los restos de Miguel
Enríquez harán un corto viaje hasta la intersección de las calles
Manuel Arriarán con Calvario, al interior del cementerio general. Para
anunciarlo por estos días circula una invitación que convoca: “A 38
años de la muerte en combate del Secretario General del Movimiento de
Izquierda Revolucionaria, MIR” y luego explica…”el significado de este
Memorial responde a los problemas permanentes de desamparo en el que
estaban y están muchos de nuestros compañeros y compañeras; a ello se
suma nuestra permanente lucha por perpetuar la memoria de nuestro
Partido y heredarla a las generaciones venideras. Este Memorial se
construyó en la tumba del compañero Luciano Cruz, adquirida por la
Comisión Política de nuestro partido para acoger a un revolucionario,
en los próximos días…a Miguel Enríquez”. Al finalizar esta la rubrica
de la fundación Casa de Miguel Red Solidaria.
Miguel y el MIR han sido parte de una memoria “paria y molesta” en la
transición chilena. Lo mismo ha ocurrido con el extendido,
heterogéneo, y consistente aporte de la denominada Resistencia
Popular, originada en el MIR y otras organizaciones en la más dura
clandestinidad desde el mismo 11 de septiembre. Ha sido hegemónico en
la memoria de estas dos décadas el martirologio, la perversidad de los
victimarios o tempranas y muchas veces infecundas gestiones
judiciales.
Invisibilizadas han permanecido las vidas, las humanidades, las
acciones concretas de resistencia, los proyectos políticos de hombres
y mujeres que asumieron permanecer o retornar a Chile y bajo formas
armadas o no, enfrentaron la dictadura y sus consecuencias, que hoy
sorprenden y hasta avergüenzan a muchos, que ya ni siquiera se
molestan en defenderla. En suma, la historia oficial se construyó
desde la transición pactada y ello significó marginalizar durante
mucho tiempo nombres, actos, fechas, y rituales. Aún así, esa otra
memoria ha pujado por emerger de muy diversas formas. Entonces esa
otra memoria se ha movilizado, toma iniciativas, tensiona y se
tensiona. Los memoriales, los reconocimientos póstumos en
universidades y centros de trabajo y ahora este mausoleo de miristas y
para miristas es un nuevo paso en esa dirección porque visibiliza esa
existencia.
Simultáneamente, va ocurriendo que hombres como Miguel y experiencias
como las del MIR comienzan a escapar a sus contemporáneos, a los
testimoneantes y sobrevivientes, a quienes vimos pasar al “Viriato”
con su chaquetón marinero de cuello subido o escuchamos su palabra.
Hoy Miguel y las banderas roja-negras se han mezclado con las
manifestaciones estudiantiles y su pensamiento como dirigente del MIR
es fuente de citas académicas y modestos encuentros en Chile y también
lejos.
Por todo lo anterior es que quisimos conversar con Carmen Castillo
Echeverría en la triple condición de quien ha sido parte de esta
iniciativa formando parte de Casa de Miguel, también como activa
documentalista y creadora de piezas significativas de la memoria
mirista y por cierto en su condición y sentimientos de compañera de
Miguel hasta el momento de su muerte, esa fatídica tarde de un 5 de
octubre del año 74.
CARMEN CASTILLO Y EL MEMORIAL
-¿Cómo partió la iniciativa de construir o adaptar un mausoleo donde
reunir los restos de Miguel, Luciano y quienes lo decidan y requieran?
R.- “Recuerdo que era una tarde de invierno, hace más de un año,
cuando Maria Emilia Marchi me invito a reunirme con un grupo de
compañeros de nuestra asociación “Casa de Miguel”, sólo el día
anterior había muerto uno de nuestros amigos, la tristeza nos invadía
pero había que actuar, no habían recursos y no había una tumba donde
enterrarlo.
Entonces, como asociación y grupo de amigos, nos propusimos crear un
lugar de descanso abierto a todos aquellos militantes del MIR que lo
desearan. Nos distribuimos las tareas y fue en ese momento que nos
enteramos que existía una tumba en el cementerio general, la de
Luciano Cruz, pero había que transformarla y fuimos resolviendo allí
mismo esas tareas. Así, en el milagro de la acción colectiva se junto
el dinero necesario, se iniciaron y continuaron los largos trámites,
se puso en obra la construcción y por eso hoy podemos anunciar que
existe un mausoleo del MIR donde será posible depositar nuestras
cenizas.
Recuerdo esos intensos encuentros de “balance” de la tarea a los
cuales me integraba en cada viaje, platicas interminables y
apasionadas, discusiones feroces sobre la situación política y a veces
desgarradoras sobre el pasado, mientras compartíamos una mesa. Todo se
mezclaba, la energía de los estudiantes en las calles con la energía
del pasado, porque en el itinerario de la memoria colectiva también
existen esos momentos de alegría inolvidables y así, entre los pliegos
de relatos subjetivos, contados con humor y ternura, iban surgiendo
los muertos que a su vez se sentaban a la mesa para continuar la
discusión.
Miguel Enríquez será traslado a nuestra tumba colectiva, éste 6 de
octubre, creo que será bello reunirnos para recordar su sonrisa y su
mirada, sus manos y su rostro, teniendo claro que sus ideas circulan
sin descanso y libremente entre el cielo y la tierra”.
-¿Qué esperas ese próximo día 6 de octubre?
R.-“La compañía de los muertos no tiene nada de mórbido, ya se sabe
que nuestros ausentes solo morirán el día de nuestra propia muerte,
mientras tanto cada uno de ellos es una perdida, una perdida que nos
deja más pesados. Sin embargo, ese peso es lo opuesto a una carga, es
un mensaje compuesto no sólo con palabras, sino con actos y heridas.
Ojalá ese día viejos y jóvenes pudiéramos reafirmar el pacto a la
única fidelidad que nos queda: continuar trabajando para lo incierto,
luchar por un mundo más justo y humano, luchar para ahorrarnos, al
menos, la vergüenza de no haberlo intentado. La duda está relacionada
con la posibilidad de lograr la victoria a la escala de nuestras
vidas, no con la necesidad de tratar de hacerlo.
Creo firmemente que debemos estar unidos por afinidades electivas, la
base mas solida de los afectos y de la fraternidad, nuestras vidas
entrelazadas a un proyecto revolucionario, a una organización, al MIR,
que aunque no vigente como tal, creo continua vivo y existiendo en
cada uno de nosotros y, seguramente mas allá, en otras siglas y
movimientos, ya que el espíritu revolucionario, se sabe, no puede ser
exterminado ni enterrado. Porque el pasado no pasa.”
Al finalizar Carmen Castillo finaliza con una pregunta: “ ¿Por qué no
trasladar a Miguel a una sobria tumba colectiva abierta a todos los
militantes que lo deseen?”
Porque al final, todo ha seguido ocurriendo más allá de donde, con
quienes o como estén los huesitos de Miguel, hombre tan humano e
imperfecto como cualquiera y tan lúcido y presente como pocos.
Ignacio Vidaurrázaga Manríquez, periodista.
28 de septiembre 2012.
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