Para mí hablar de “Tamara”, “Rosita”, “Roxana”, es demasiado, porque se juntan muchos recuerdos de esta luchadora audaz, valiente, con gran sentido de la responsabilidad y serio compromiso con la organización, que estaba imbuida en una lucha frontal contra un enemigo poderoso, cruel y asesino.
Por Pedro Piñones Díaz
Para mí hablar de “Tamara”, “Rosita”, “Roxana”, es demasiado, porque se juntan muchos recuerdos de esta luchadora audaz, valiente, con gran sentido de la responsabilidad y serio compromiso con la organización, que estaba imbuida en una lucha frontal contra un enemigo poderoso, cruel y asesino.
Ella ponía una gran dosis de ternura y audacia sin límites para ir pasando las barreras de la represión del dictador y avanzar entre sus fauces llevando en sus manos los elementos que los luchadores por Chile necesitaban. Además tenía una gran personalidad que se imponía solo por presencia, porque ella hablaba de la moral revolucionaria y recordaba a grandes luchadores de otros tiempos. Era una admiradora de las guerras de liberación que en esos tiempos se celebraban avizorando un triunfo sobre los enemigos de siempre. Ella veía también una victoria en Chile sobre la dictadura.
La resistencia nacional tenía nombre…
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